O quizá nunca existió.

El propio subcomandante que ya no es el subcomandante dice en su comunicado del 24 de mayo que “el SupMarcos es en realidad… una botarga, un holograma”.

El hombre que no existió ha tenido, sin embargo, una historia llena de historias. Si bien el Gobierno federal lo identificó en 1995 como Rafael Sebastián Guillén Vicente, nacido en Tampico en 1957 y ex estudiante de la UNAM, el sub afirma hoy que “la historia del tampiqueño nos dio aire… Un tiempo después el tampiqueño llegó a estas tierras.

Junto con el Subcomandante Insurgente Moisés, hablamos con él.

Le ofrecimos entonces dar una conferencia conjunta, así podría el librarse de la persecución puesto que sería evidente que no eran Marcos y él la misma persona. No quiso.

Vino a vivir acá”.

¿Y los rumores sobre su enfermedad o muerte? “Ni estoy ni he estado enfermo, ni estoy ni he estado muerto.

O sí, aunque tantas veces me mataron, tantas veces me morí, y de nuevo estoy aquí.

Si alentamos esos rumores fue porque así convenía”.

¿Desaparecerá realmente el subcomandante Marcos? Quién sabe.

Por lo pronto él mismo firma el comunicado que decreta su desaparición antes de asumir el nuevo nombre de Subcomandante Galeano.

No es la primera vez, de hecho, que utiliza otro nombre.

En 2006 encabezó la gira llamada La Otra Campaña, para repudiar la campaña electoral, y anunció que ya no se llamaría Subcomandante Marcos sino Delegado Zero.

Con ese nombre llamó a los jóvenes de la UNAM el 2 de mayo de 2006 a elegir entre la “resistencia” o “caer en la trampa” como la izquierda mexicana –que encabezaba AMLO– que “se dejó seducir e hipnotizar”.

El subcomandante siempre dijo que no era el verdadero líder de la rebelión zapatista sino un simple subcomandante entre otros.

El verdadero comandante era un personaje innombrado e inalcanzable, una especie de Mago de Oz escondido “en algún lugar de las montañas del Sureste Mexicano” (así, con mayúsculas).

En su comunicado del 24 de mayo Marcos presenta al subcomandante Moisés como “nuestro compañero jefe y vocero del EZLN” en lo que parece ser un gesto de sucesión de quien se presentaba como el vocero pero nunca, por lo menos no formalmente, como el jefe.

La muerte del “compa Galeano”, José Luis Solís López, parece haber motivado la decisión.

“Pensamos que es necesario que uno de nosotros muera para que Galeano viva… Así que hemos decidido que Marcos deje de existir hoy”.

Al parecer hay un cambio generacional. “Ahora están haciendo la lucha y dirigiendo la resistencia quienes eran pequeños o no habían nacido al inicio del levantamiento”.

Pero hay otros relevos: “El de clase: El del origen clase mediero ilustrado, al del indígena campesino.

El de raza: De la dirección mestiza a la dirección netamente indígena.

Y el más importante: El relevo de pensamiento: Del vanguardismo revolucionario al mandar obedeciendo; de la toma del Poder de Arriba, a la creación del poder de abajo; de la política profesional a la política cotidiana; de los líderes, a los pueblos; de la marginación de género, a la participación directa de las mujeres; de la burla a lo otro, a la celebración de la diferencia.”

México no dejará nunca de ser un país surrealista.

Un líder que no existió y que nunca fue comandante deja ahora el mando de un ejército que no existe pero que goza de autonomía en su territorio, y el anuncio lo hace él mismo con el nombre que asumió en 1994 porque el que tomó en 2006 ya se le olvidó.

Avances radicales
El triunfo en las elecciones al Parlamento Europeo del Frente Nacional en Francia y los avances de los grupos radicales de izquierda y de derecha revelan un hartazgo de la sociedad europea con la política tradicional.

Se encienden las luces de alarma.

Twitter: @sergiosarmient4

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