La indefensión aprendida se refiere a la condición de un ser humano o animal que ha «aprendido» a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación aversiva, evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de recompensas positivas. (Wikipedia)

Video: Indefensión aprendida:  https://www.youtube.com/watch?v=yCnh4F_Kpcw

Sin duda que la generación de mexicanos nacidos por lo menos entre los 60s y 70s aprendimos indefensión. Mientras que en otros lugares del mundo (Francia, EUA) las manifestaciones de los estudiantes tuvieron resultados favorables, en México fueron brutalmente reprimidas en el fatídico 68. Esas generaciones en particular aprendimos que el que se mueve no sale en la foto, que “calladito te ves más bonito”, que protestar no sirve de nada y peor, te puede perjudicar. Una y otra vez el gobierno (electo o al menos tolerado por el pueblo) siguió recibiendo mensajes de que no había nada que hacer. Que nadie hace nada, nadie escucha nada, aquí no pasa nada…

Por eso han sido muchísimos los abusos que han sido permitidos y olvidados (gracias en parte a los medios masivos, siempre dispuestos a entretener/distraer a un pueblo hipnotizado por la TV y por ello con muy poca memoria). Además del 68, en nuestro subconsciente retumban eventos como el «halconazo» de Jueves de Corpus (1971), Aguas Blancas (1995), Acteal (1997), San Fernando (2010, 11) y ahora Ayotzinapa, sólo por citar algunos. Tristemente así nos “educaron”.

Sin embargo ahora surge una nueva generación, una generación tan idealista como las nuestras, pero mucho no tan sencilla (creo) de apaciguar. Una generación, gracias al Internet, con mucho más acceso a información y mucho más difícil de silenciar (recordemos lo que pasó en la llamada “Primavera Árabe”). Mi esperanza es que la pasión de los jóvenes despierte la conciencia de nosotros los mayores, los que fuimos forzados a guardar silencio, los que aprendimos indefensión. Los jóvenes necesitan nuestra sabiduría y experiencia, nosotros su pasión y esperanza. Unidos permaneceremos de pie, divididos no nos podremos sostener en pie.

Cierto, falta mucho por hacer. México es aún un país dividido. Desgarrado por la pobreza, la ignorancia, la apatía y la desinformación. Pero en algún momento y en algún lugar hay que empezar, y este parece el momento y el lugar correcto.

No tengo confianza alguna en Peña Nieto ni la actual estructura del poder, pero tengo la esperanza que tal vez esta vez él sea el último presidente de la ignorancia, el último presidente que nos dejamos imponer. Tal vez, sólo tal vez, México finalmente está despertando. No hay palabras para disculpar lo que pasó en Ayotzinapa, pero ojalá no lo olvidemos y no sólo eso, ojalá nos mueva a la acción.

Tal vez los mártires de Ayotzinapa serán los nuevos niños héroes, que sacudan la consciencia nacional y nos lleven a trabajar en conjunto, no a través de la violencia que nada genera (más que más violencia) sino organizándonos, siendo el cambio que queremos ver en el país. Los quisieron enterrar, pero no sabían que eran semilla.

Ojalá de la semilla regada con la sangre de tantos y tantos mexicanos y mexicanas, broten flores y frutos de un nuevo México. Un milagro sólo ocurre cuando hay gente que lo cree.

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.

Martin Niemöller

 

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