El Caos Postmoderno, primera parte.

Hoy comenzaré una pequeña serie en la columna que, espero, ayudará a describir el contexto histórico contemporáneo en el que vivimos, el caos postmoderno.

Es interesante como la historia se revierte en ciclos donde la narración cambia de escenarios y protagonistas, los conflictos mutan y liberan la presión existente tarde o temprano. Mucha presión se encuentra ya acumulada en este planeta, hay datos que señalan que podría liberarse pronto, hay líderes de opinión, politólogos, analistas y demás personas que como yo observan y procuran comprender la realidad internacional y tal vez anticipar sus procesos. Lo mismo que un geólogo que estudia un volcán que podría o no explotar, se quiere saber cuándo, por qué y cómo explotará.

En mi opinión, si se estudian los ciclos de desarrollo histórico de occidente, el mundo suele liberar una gran cantidad de presión aproximadamente cada cien o ciento cincuenta años. Podemos verlo desde las revoluciones democráticas europeas que terminaron con la monarquía absoluta. Antes de aquello, la presión se liberaba constantemente en pequeñas dosis de guerras continuas, limitadas en su destrucción por los medios y tecnologías de la época.

¿Qué genera la presión?

Bueno, es una pregunta complicada, pero actualmente se han ido definiendo las principales razones de nuestro tiempo, muchas o casi todas permanecen desde tiempos pasados. Dichas razones cambian de acuerdo al nivel de desarrollo de las sociedades y a sus contextos sociales, económicos y políticos. Actualmente entre ellas existen la pobreza, la falta de oportunidades de desarrollo económico, al autoritarismo político, la falta de libertades que aún persisten para muchos ciudadanos y la casi absoluta ausencia de válvulas políticas que den cabida a todos los sectores de la población, todo ello potenciado y reforzado por una tecnología que globaliza los conflictos y la experiencia humana. Lo anterior se observa en la mayoría del planeta, pero todos son factores matizados por el desarrollo y la educación de los pueblos. No es lo mismo Medio Oriente que América Latina. Ya haremos una visita a estas causas región por región.

Nuestro tiempo asiste también a circunstancias inéditas en la historia de la humanidad, lo que da ingredientes para un mundo en el que todo puede ser un detonante de explosión. El mundo vive caos, multipolaridad, vacíos de poder nunca vistos, una imprevisible multifactorialidad, vamos es abrumadora la cantidad de granadas a punto de explotar con las que los protagonistas de nuestro tiempo tienen que malabarear cada día. Hace falta que una caiga, para que todas las teorías geopolíticas se pongan a prueba, sabremos entonces si el orden internacional creado tras la gran guerra sirve de contención o terminaremos con el rompimiento total del tablero de juego.

Estamos acostumbrados a ver el mundo como un tablero inamovible, la gente de siglos pasados tenía muy claro que hoy vivía en el país “x” y mañana podría vivir en el país “y”. Esa realidad no ha cambiado, para nosotros un mundo en movimiento significa la posibilidad de viajar y comunicarse como no se pudo antes, el acceso a tecnologías y el asombro que aún llega a provocar el consistente avance de la ciencia en los últimos años, por ejemplo en física hemos aprendido más en cincuenta años que todo lo que pudimos aprender desde los inicios del tiempo. Pero el mundo cambia todos los días a todas horas y en todos los sentidos, la seguridad del mundo que conocemos se encuentra permanentemente desafiada cada minuto y aunque muchos cambios se van procesando poco a poco, otros emergen como cordilleras nuevas tras un terremoto.

Estamos en el año 2014, hace casi exactamente cien años inició la primera guerra mundial (en mi opinión la única hasta ahora), supuso un cambio profundo que no se dio por concluido sino hasta 1946. En 2014 el mundo se cierne circunstancias similares, vivimos un momento tan crítico como aquél en la historia de la humanidad. Hay quién con ánimo alarmista habla de la siguiente gran guerra que viene, a mí no me gusta ser tan novelero pero definitivamente no se puede descartar, la guerra como la conocemos podría ser obsoleta e innecesaria para el cambio profundo que sin lugar a dudas ya vivimos pero que coloca al mundo en una situación en la que no hay imperio romano, británico o estadounidense, vivimos en la época de los imperios muertos.

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